Barriga llena, corazón contento

Barriga llena, corazón contento

Nutrición22 / 03 / 2018

gastronomía barriga llena

Está por demás decir que el estado de nuestro sistema digestivo afecta nuestro sentido de ánimo. Barriga llena, corazón contento. La ciencia moderna ha descubierto que este viejo refrán es cierto como nunca antes. Hoy sabemos que hay millones de neuronas que recubren el intestino casi tan ampliamente como el cerebro. El sistema digestivo posee un “segundo cerebro” que afecta nuestro estado de ánimo, niveles de energía y memoria. Se le llama sistema nervioso entérico (SNE) y se compone de un estimado de 500 millones de neuronas—cerca de cinco veces más que las del cerebro de una rata—y mide alrededor de 9 metros, extendiéndose desde el esófago hasta el ano.

El sistema nervioso entérico es inteligente y funciona a veces por su cuenta. Puede movilizar el cuerpo entero de inmediato en momentos de peligro. Basta recordar la última vez que comimos algo que bajo una apariencia deliciosa ocultaba un agente infeccioso. Nuestro cerebro se dejó seducir por los colores y aromas agradables. Pero el SNE dio la orden de expulsar esa comida en mal estado sin necesidad de pasar por nuestra conciencia. El repentino impulso de regurgitar nos llevó a “abrazar el inodoro” y logró evitar un resultado aún más desagradable.

Este también es el cerebro que nos reclama papas fritas, chocolate y galletas cuando hemos pasado situaciones desagradables que nos generan estrés, temor o tristeza. La llamada “comida de consuelo” estimula la producción de serotonina, la hormona de la felicidad tan conocida, en el intestino. Y el 95% del total de la serotonina que tiene nuestro cuerpo se aloja ahí, no en la cabeza. Una gran parte de lo que sentimos todos los días está íntimamente relacionado con los sentimientos de nuestros intestinos, ya que digiere el alimento para nuestros pensamientos.

De hecho, el síndrome del intestino irritable es causado por un desequilibrio de serotonina intestinal. A veces se le llama una «enfermedad mental» de la tripa. No podemos experimentar una emoción o un pensamiento sin una correlación biológica. Y funciona al revés. El eje cerebro-intestino está profundamente ligado a nuestras emociones diarias.

Este camino de ida y vuelta entre la planta baja y el “penthouse” del cuerpo hace que sea necesario mantener hábitos alimenticios de que favorezcan a las dos partes para sentirnos alegres, claros y trabajando al 100 por 100 de nuestra capacidad. A continuación detallamos algunos hábitos alimenticios que mantienen al sistema gastro-cerebral en estado óptimo.

shutterstock_244111702

  1. Alimentar el cerebro. Hacer un hábito de consumir los alimentos que mantienen nuestra función cerebral en su mejor nivel. Los mejores alimentos para el cerebro son los que contienen elementos que el cuerpo no puede sintetizar a partir de la comida básica diaria.
  • Los pescados “azules”, como la caballa, el arenque y el atún son fuentes de los ácidos grasos omega que ayudan a aceitar nuestra maquinaria cerebral.
  • El chocolate, en especial el oscuro de alto contenido de cacao (65-75%), tiene varios componentes como hierro, magnesio, teobromina y flavonoles que mejoran el flujo de sangre al cerebro, lo estimulan y protegen con poderosos antioxidantes.
  • El betabel y la acelga tienen un alto contenido de nitratos que también mejora la circulación sanguínea cerebral y se ha demostrado que previenen la demencia senil.
  • Las nueces son muy buenas para el cerebro y el sistema Son una buena fuente de ácidos grasos omega y también contienen vitamina E, que se ha demostrado como un eficaz preventor de muchas formas de demencia, protegiendo al cerebro de radicales libres. Consumir nueces crudas está bien, pero lo mejor es remojarlas durante la noche antes de comerlas, volviéndolas más fáciles de digerir.
  • Las semillas de chía tienen gran cantidad de energía en un pequeño envoltorio. Son ricas en proteínas y ácidos grasos omega. Son también una de las mejores fuentes de fibra en el mundo.

shutterstock_273729530

  1. Consumir probióticos. Nuestro sistema digestivo está lleno de microorganismos cruciales para nuestra salud. Una dieta pobre o una ronda de antibióticos conduce a la disminución de las bacterias «buenas», que son importantes para una buena digestión, absorción de nutrientes, funcionamiento del sistema inmunológico y más. Se pueden aumentar fácilmente las buenas bacterias en el intestino al comer alimentos ricos en probióticos fermentados como el kéfir, el yogurt de culturas vivas y el chucrut.
  2. Comer la fibra adecuada. La fibra es importante para regular la digestión. Pero no toda la fibra es igual. Tratemos de ingerir fibra de fuentes vegetales naturales. Frutas, hortalizas y legumbres son las mejores fuentes de fibra saludable que mantendrán nuestra salud intestinal en su mejor forma.

    shutterstock_229058449

  3. Actividad física. Repetidos estudios han demostrado un vínculo entre el ejercicio regular y la mejora en la salud intestinal. Así que hay que mantenerse en movimiento. Haciendo deporte por diversión o en un gimnasio, tratemos de hacer ejercicio todos los días. Esto no sólo nos hace más saludables físicamente, sino que ayuda a reducir el estrés y mejorar nuestro estado de ánimo.

Aprende todo lo quieres saber sobre las necesidades de nutrición y alimentación humanas a tu propio ritmo en el curso online de Nutrición que te ofrece Gastronómica Internacional.

Deja un comentario

Los campos obligatorios están marcados con *